lunes, 7 de marzo de 2011

Ausencia de Héroes.-Divagaciones leyendo a Octavio Paz


17 noviembre


En su poemario Ladera Este ( 1969 ), Octavio Paz incluye una serie de poemas denominados INTERMITENCIAS DEL OESTE (1),(2),(3), y (4) De esta serie llaman la atención los dos poemas que hacen alusión a nuestro país subtitulados Canción Mexicana y México Olimpiada del 68

INTERMITENCIAS DEL OESTE (2)

(CANCIÓN MEXICANA)

MI ABUELO,
al tomar el café,
me habla de Juárez y de Porfirio,
los zuavos y los plateados.
Y el mantel olía a pólvora.
Mi padre, al tomar la copa,
me habla de Zapata y de Villa,
Soto y Gama y los Flores Magón.
Y el mantel olía a pólvora.
Yo me quedo callado: ¿de quién podía hablar?

INTERMITENCIAS DEL OESTE (3)

(México: Olimpiada de 1968)

La limpidez
(quizá valga la pena
escribirlo sobre la limpieza de esta hoja)
no es límpida:
Es una rabia
(amarilla y negra
acumulación de bilis en español)
extendida sobre la página.
¿Por qué?
La vergüenza es ira.
Vuelta contra uno mismo:
Una nación entera se avergüenza
Es león que se agazapa
para saltar.
(Los empleados
municipales lavan la sangre
en la Plaza de los Sacrificios.)
Mira ahora,
manchada
antes de haber dicho algo
que valga la pena,
la limpidez.1


Al hacer una lectura vitalista de los poemas en cuestión encontramos que en ellos hay un grito de consternación y a la vez de protesta. Mientras en el primer poema Paz se duele de que su abuelo podía hablar de caudillos que en su momento encabezaron movimientos que cambiaron la historia de México, él, depositario de otra generación y de otra historia, considera no tener de quién hablar. En un poema muy corto pero de un gran contenido el autor no sólo reconoce el papel importante que jugaron hombres como Juárez, Diaz, Villa, Zapata, Soto y Gama en la historia de México (con todos los juicios a favor o en contra que se les puedan fincar merced a los actos que realizaron en su tiempo) también lanza una crítica aguda a la ausencia de caudillos de la talla de esos hombres que fueron elevados en algunos casos a la categoría de héroes sociales por las hazañas realizadas. En el segundo poema hay una indignación fehaciente por la represiva decisión del Gobierno de México durante los hechos del 2 de Octubre del 68 y que en la visión del poeta se presentan como el augurio de una ausencia de caudillos que encabecen los movimientos ciudadanos por una parte debido al asesinato que acalló las voces y al encarcelamiento o desaparición de muchos de los que encabezaban ese movimiento.

El movimiento estudiantil se inició como una querella callejera entre bandas rivales de adolescentes. La brutalidad policíaca unió a los muchachos. Después, a medida que aumentaban los rigores de la represión y crecía la hostilidad de la prensa, la radio y la televisión, en su casi totalidad entregadas al gobierno, el movimiento se robusteció, se extendió y adquirió conciencia de sí. En el transcurso de unas cuantas semanas apareció claramente que los estudiantes, sin habérselo propuesto expresamente, eran los voceros del pueblo. Subrayo: no los voceros de esta o aquella clase, sino de la conciencia genera…
…A fines de septiembre el ejército ocupó la Universidad Nacional y el Instituto Politécnico. Ante la reprobación que provocó esta medida, las tropas desalojaron los locales de las dos instituciones. Hubo un respiro. Esperanzados, los estudiantes celebraron una reunión (no una manifestación) en la plaza de Tlatelolco, el 2 de octubre. En el momento en el que los recurrentes, concluido el mitin, se disponían a abandonar el lugar, la plaza fue cerrada por el ejército y comenzó la matanza. Unas horas después se levantó el campo. ¿Cuántos murieron? En México ningún periódico se ha atrevido a publicar las cifras. Daré aquí la que el periódico inglés The Guardian, tras una investigación cuidadosa, considera como la más probable: 325 muertos. Los heridos deben haber sido miles, lo mismo que las personas aprehendidas. El 2 de octubre de 1968 terminó el movimiento estudiantil. También terminó una época de la historia de México.2

Por eso en el segundo poema es claro el sentir de indignación del hombre considerado el más grande de los poetas mexicanos. Y si una nación entera se avergüenza ¿cómo puede un hombre demostrar la pena que lo embarga ante tal atrocidad? Octavio Paz, quien se encontraba en la India como embajador de México decide renunciar a su cargo para manifestar la suya.
Por otra parte, refiriéndonos al poema de la Revolución Mexicana en la época actual podemos plantearnos la misma pregunta que se plantea Paz ¿De quién podríamos hablar nosotros? Es obvio que las condiciones históricas ya no son las mismas, es obvio que el país ha transitado dolorosamente los caminos del crecimiento cultural, económico y político con acciones, si bien menos extremas que las emprendidas por Zapata, Villa o los estudiantes del 68, no por eso menos importantes. Sin embargo aún quedan muchas situaciones sin resolver para alcanzar la tan anhelada justicia social y parece ser que el tránsito pacífico para la solución de las mismas es lo que todos deseamos pero este anhelo nos parece lejano cuando algunos que ha pretendido convertirse en caudillos han sido reducidos vía la represión o la confinación al ignore. Nuestro México es un país de contrastes y paradojas, Los que debieran acaudillar las grandes reformas para consolidar el crecimiento del país se han convertido en una pesada carga para el pueblo. Estamos manteniendo una oligarquía política y burocrática que cada vez se vuelve más onerosa. El poder judicial, donde debiera descansar la seguridad de cada uno de nosotros ha sido puesto en tela de juicio debido a la infiltración del crimen organizado. Los pequeños empresarios que se arriesgan a invertir en un negocio que se convierta en fuente de empleo y seguridad económica para muchas familias son extorsionados por grupos delictivos al modo de Al capone en los años 20`s, así, el negocio se convierte en coto de caza de oportunistas que mediante el terror mantienen cautiva a la gente trabajadora (exactamente como en una granja se mantiene a los animales para luego consumirlos, esquilarlos u ordeñarlos).
Ante este panorama sólo nos queda reconocer que si hemos de hablar de héroes o caudillos debemos admitir que el ciudadano común y corriente se convierte cada día en un héroe al sortear toda clase de obstáculos para desarrollar sus labores cotidianas pues salir de casa y enfrentarse con la falta de empleo, el despido, la delincuencia organizada, abusos de los servidores públicos y, más aterrador todavía, al fantasma de una miscelánea fiscal que amenaza con llevarse una gran parte del salario devengado es digno de considerarse una odisea continua. No menos importante es la tarea de las mujeres que encabezan una logística casi mágica de la cual depende la buena marcha de la familia, la educación de los hijos, la administración de los exiguos salarios del esposo para llevar el pan a la boca de los hijos, vestirlos, calzarlos y educarlos y cuya consecución es digna de encomio. No tenemos Zapatas o Villas encabezando una revolución pero tal vez a Octavio Paz le hubiera gustado reconocer en cada uno de esos mexicanos un héroe a quien nombrar con orgullo ante las nuevas generaciones.




1.- LADERA ESTE.-Octavio paz.-Edit Joaquin Mortiz.- 2003.-México
2.-Paz,Octavio.-Olimpiada y Tlatelolco.- http://www.inehrm.gob.mx/pdf/documento_68_2.pdf







03:27 p.m.

No hay comentarios:

Publicar un comentario